Ni lo que Occidente ha hecho con sus colonias, ni la pobreza estructural, ni las dictaduras teocráticas políticas justifican causalmente el terrorismo.
Los argumentos cooperativos de la izquierda son rápidamente desautorizados por los expertos, incluidos los comentarios recientes del Papa, que intentó apelar a la ecuación pobreza/terrorismo.Y es cierto que ese supuesto nexo causal y determinista no funciona para dar cuenta de la especificidad del terrorismo de la yihad.
No se trata nunca de determinaciones causales. Pero a la vez cómo negar que es justamente en donde se encuentran miles de jóvenes, que necesitan reinventarse en el interior de una historia de horror, donde se encuentra un orden de reclutamiento donde otorgar una "ficción orientadora" a la subjetividad es un hecho determinante. A su vez, sin necesidad de establecer una teoría conspirativa paranoica, es pertinente señalar que en la época donde Europa se comenzaba a interrogar, a partir de distintas experiencias políticas, por una contraexperiencia en el orden de dominación neoliberal, se encuentra ahora marcada por una agenda de seguridad donde, finalmente, como ya es sabido, tienen la última palabra las fuerzas restauradoras.
No se trata nunca de determinaciones causales. Pero a la vez cómo negar que es justamente en donde se encuentran miles de jóvenes, que necesitan reinventarse en el interior de una historia de horror, donde se encuentra un orden de reclutamiento donde otorgar una "ficción orientadora" a la subjetividad es un hecho determinante. A su vez, sin necesidad de establecer una teoría conspirativa paranoica, es pertinente señalar que en la época donde Europa se comenzaba a interrogar, a partir de distintas experiencias políticas, por una contraexperiencia en el orden de dominación neoliberal, se encuentra ahora marcada por una agenda de seguridad donde, finalmente, como ya es sabido, tienen la última palabra las fuerzas restauradoras.
No se trata de planes urdidos por tal o cual agente, es la estructura del Capital que se rehace permanentemente de modo circular y que en esta ocasión parece necesitar cada vez más, para asegurar su funcionamiento, la inminencia amenazante de la guerra, de una guerra cada vez más opaca en cuanto sus contendientes; y con respecto a la cuál, en primer lugar, antes que las intervenciones directas en esa confusión, se deberían sacar a la luz la red de complicidades que la sostienen.
Jorge Alemán
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