LAS ESTRELLAS DE MACRI
En una nota publicada hoy por el pasquín
de Bartolito, un tipo que dice responder al nombre de ‘Jorge Oviedo’ nos
informa que PARA LOS BANCOS EXTRANJEROS, EL EQUIPO DE MACRI “ES EL BARSA”. Lo
peor de todo es que debe ser verdad, que los tipos efectivamente piensan y
dicen eso; y eso significa que están esperando que nos caguen a goles. Y este
‘nos’ no remite a un sujeto político, como el Kirchnerismo, sino a la amplia
mayoría de los argentinos que va a sufrir con la política económica que se está
tramando: que van a tener dificultades para pagar sus cuentas y sus deudas, en
muchos casos también para atender sus necesidades más básicas, y que, en todos
los casos, verán frustradas muchas de las expectativas que parecían razonables
a la luz de la experiencia de los últimos años. Lo que incluye, y no me canso
de decirlo, a la amplísima mayoría de los que votaron a los carapintadas. La
malaria nunca es políticamente sectaria.
Hay que decir, sin embargo, que hay
una diferencia grande entre burros como Melconian y tipos como Messi. Messi es
de los que te bailan aun con el árbitro en contra; Melconian precisa que los
bancos que lo patrocinan le den todo servido para, así, el poder hacer lo que esos
mismos bancos ya le ordenaron hacer: más que eso, él y los tipos como él no
saben y no precisan hacer. Y, a ellos, les va bien haciéndolo. Aunque, cuando
el pacto que los lleva al poder rompe, se caen en dos dias. Porque ya han hecho
muchas cagadas; y porque tampoco sabrían que hacer, ya que sólo son ejecutores
de recetas muy conocidas y diseñadas por otros. Es como lo de los abogados y
las grandes empresas: no es que los abogados trabajan para las grandes empresas
por el hecho de ser ellos muy competentes; son ‘competentes’ porque trabajan
para esas empresas: a las que los jueces siempre respetan, reverencian, y temen.
Por eso, esos abogados ganan los juicios: no porque conozcan el derecho o sepan
argumentar.
Pero
vuelvo a los bancos y el ‘equipazo de Macri’; porque hay que cuidarse de ellos,
y no parar de obstruirlos, hasta que se vayan: ese equipo de ‘estrellas’, su
hinchada de banqueros y también los árbitros de los tribunales que les cobran a
favor. Y nunca olvidarse que son hijos de puta y hasta pícaros, pero no hay
razón para pensar que posean mayores virtudes intelectuales, o creerse que
tengan una sólida formación. Sobre todo porque no precisan de esas cualidades; porque,
como ya dije, sólo son ejecutores de recetas que ya están listas y todos
conocemos. Y los que los mandan son los mismos que también montan, y pagan, el
corito de amanuenses y de locutores que ensalza su ‘excelencia’, su ‘sólida
formación’, y su experiencia. Esto vale para Melconian, para Prat Gay y para
todo el resto. Si ganan algunos partidos, es porque sólo corren carreras ya
arregladas, trabajando para los apostadores tramposos que siempre saben el
nombre del ganador, porque son ellos los que lo elijen.
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